martes, 8 de abril de 2014

31 de marzo de 2014. Reencuentro.

Era lunes, 31 de marzo. A las 7 sonó el timbre. Era Lunita.
Antes de ese día ya había venido a casa una vez de visita, pero hoy venía a pintar conmigo. A terminar lo que quedó inacabado.
Mezcla de sentimientos: Algo de vergüenza, expectación, curiosidad (las niñas nos miran extrañadas, nunca antes había pintado en casa, ¡Y menos con alguien!) y, sobre todo, mucha carga emocional. 

Tengo todo preparado. Los caballetes con los lienzos, sillas, mesitas, refrescos,... pero falta la profe, Elena. No está...  
... Cogemos nuestras paletas (algo resecas ya) y nos ponemos manos a la obra. Vamos a retomar el trabajo que dejamos parado el 27 de enero ¿Han pasado ya 2 meses? (http://todosloslunesalas7.blogspot.com.es/2014/01/avance-retroceso-y-vuelta-empezar-27-de.html)

Ayer hubo carrera de F1, Alonso quedó 4º. Hago un breve comentario pero, ¡Qué raro es no tener la charla habitual de los lunes con Ella! Que si "otra vez el Ferrari no corre suficiente", que si tal, cual...

Os recuerdo la mecánica del trabajo: Cada uno pinta en un lienzo. Al cabo de un rato intercambiamos los lienzos y continuamos con el otro cuadro. Se trata de continuar, no de ir cada uno por su lado. Hay que buscar cierta armonía, tanto de formas como de colores y texturas. El objetivo es que el resultado sean dos cuadros, no dos "collages". Así se quedaron desde la última clase:


Nos ponemos a pintar.
Lunita trabaja en el Cuadro 1. No veo lo que ella hace ni ella a mí.
Yo me pongo con el Cuadro 2, que está bastante acabado por la esquina inferior derecha. Trato de compensar trabajando sobre la parte superior izquierda, buscando equilibrar un poco el "peso". 
Las pinceladas, torpes al principio (miedo y falta de práctica), se van haciendo gruesas, poco difuminadas. Trato de poner más "carga" (poner más pasta, que se note la pincelada) para crear un contraste no solo en color sino en fuerza (ved abajo, detalle de la derecha) 
Sigo trabajando de esa manera mientras Lunita trabaja a su modo (mucho más suave, "limpio", seguro)
No hay nadie que nos diga cuando debemos cambiar los cuadros (...) así que nos ponemos de acuerdo y decidimos cambiar.
Es entonces cuando ella ve lo mío y yo lo suyo. 
Como os decía, ella trabaja mucho mejor los degradados de color. Mirad la diferencia entre sus trazos (rosas, a la izquierda) y los míos (azules, a la derecha):

Me gusta ver cómo siendo tan diferentes, vamos componiendo un todo.
Seguimos, pero ahora yo con el Cuadro 1 y ella con el Cuadro 2.
Igual que antes, trato de ir compensando pesos. Viendo que el Cuadro 1 está poco pintado por la parte inferior, me dedico a esa zona. Viendo los trazos a lápiz trato de pintar algo parecido al mar, pero un poco más abstracto. Además aprovecho parte de las mezclas en azul que tenía de antes.

Y mientras, va pasando el tiempo. Nos hemos llegado a concentrar por momentos, quedándonos en silencio. ¡Qué buenos son esos silencios relajados, no forzados, que demuestran confianza! De vez en cuando alguna niña se asoma -las más pequeñas, que la mayor tiene mucho que estudiar- para ver qué estamos haciendo. Su cara sigue mostrando sorpresa, curiosidad y algo de admiración: -¡Hala, qué bien pintáis!, dicen.
Y así transcurre el resto de la clase... perdón, de la velada. Casi se me olvidaba... ya no hay "profe".

- Bueno, tendremos que recoger, ¿no?, se hace tarde, dice Lunita, pasadas las 9.
- Sí. y no hemos terminado. Aún nos queda mucho... digo (y pienso, ¡Bien, seguiremos otro día)    
Así quedan los cuadros:
Estado del Cuadro 1 a 31 de abril de 2014 
Estado del Cuadro 2 a 31 de abril de 2014
Yo casi he completado la base del Cuadro 1, sobre el cual Lunita había dibujado esa banda de todos rosas.
Ella ha completado toda la esquina superior derecha del Cuadro 2, tras haber pintado to esa especie de puerta invertida y los "fluidos" de la izquierda.

¿Qué os parece? ¿Veis los avances?

Recogemos satisfechos. ¡Lo hemos hecho!
- El lunes que viene no puedo, pero el siguiente sí, dice ella.
- Perfecto, pues en 2 semanas seguimos, contesto yo.

Lunita se fue. Me dejó su mochila, así que seguro que volverá. ¡Bien! (gracias, Compi)
Yo me quedé. Las niñas cenaron y se fueron a la cama. 
Volví a mirar los cuadros. Los puse juntos.

Y mientras los miraba en silencio, supe que Elena estaba ahí, orgullosa de nuestro trabajo, de que nos hubiéramos reunido de nuevo, de nosotros. 
Y entonces la volví a echar de menos. 
(Igual que ahora, en el momento de escribir estas palabras)



El Aprendiz.